¿El problema? Las colillas de cigarrillos pueden demorar 14 años en desintegrarse, sin contar con que al tocar el agua liberan más de 30 sustancias tóxicas. Al año, más de 4.500 millones terminan en el medioambiente. ¿La solución? BeachBot, un robot equipado con una IA de Microsoft que las detecta y ayuda a limpiar las playas.

BeachBot, más conocido como BB, es un desarrollo de la empresa holandesa TechTics. Nació luego de que uno de sus fundadores, Edwin Bos, encontrara una gran cantidad de colillas durante un paseo por la playa. Junto a Martijn Lukaart, crearon este robot capaz de detectar colillas, extraerlas y tirarlas en un contenedor seguro.

BeachBot, que tiene 80 centímetros de ancho, demostró que puede encargarse del trabajo. Durante la primera demostración, recogió 10 colillas en 30 minutos. La máquina, que se desplaza por la arena encima de cuatro ruedas que parecen acolchadas, lleva a bordo dos cámaras que apuntan hacia arriba (para evitar personas y objetos) y hacia abajo.

Cuando encuentra una colilla, baja unas pinzas de agarre que juntan la arena y cogen la colilla, la elevan y la ponen en un contenedor interno. Más tarde, ese contenedor se vacía en un contenedor de basura. El prototipo funciona con batería y, de momento, puede funcionar durante alrededor de una hora.

TechTics comenzó a desarrollar dos bots complementarios más pequeños que se centran solo en la detección. Con el tiempo, funcionarán como un trío. Los bots más pequeños harán un mapeo de la playa. Cuando encuentren colillas, le enviarán un mensaje a BeachBot (u otros vehículos destinados a la limpieza de playas, como tractores) para solicitar su recogida.

“Empezamos con las colillas porque es lo que más se tira en todo el mundo”, explicó Bos. “En un futuro, queremos que los robots puedan detectar una gran variedad de residuos”, agregó y mencionó que los robots deberían funcionar de forma autónoma, alimentados por energía solar.

Ayudar y ganar

El secreto para que BB pueda detectar colillas en la arena, incluso semi enterradas, es su sistema de Inteligencia Artificial. TechTics debe mostrarle miles de fotos de su “presa” para pueda reconocerla y recordarla.

Para poder reunir todas estas fotos, Bos y su equipo recurrieron a Microsoft Trove, una aplicación que conecta a los desarrolladores de la IA con fotógrafos a través de un mercado de datos transparente.

Trove establece un intercambio directo de fotos por un valor de mercado justo. Así, la gente puede enviar sus fotos y TechTics le paga de manera directa a los colaboradores u$s0,25 por cada foto aceptada.

TechTics espera reunir 2.000 fotos a través de Trove. Hasta ahora, llevan un 10% de esa meta.

Trove se basa en la idea de que la gente debe ser remunerada por sus datos (por ejemplo, las fotos que publican), en lugar de sólo regalarlas a las redes sociales o a las plataformas de comunicaciones. Y ese proceso debe estar controlado y ser transparente, para permitir que la gente pueda ver cómo se usan sus datos.

Los usuarios de Trove pueden elegir cuándo quieren participar. Trove puede recopilar cualquier tipo de datos y en la actualidad ofrece asistencia a una gran variedad de proyectos de IA.

Problema medioambiental

¿Qué tan malas son las colillas? Cuando tocan el agua, liberan más de 30 sustancias químicas muy tóxicas para los organismos acuáticos, “un grave problema de residuos peligrosos”, según un estudio publicado en febrero por científicos de EEUU.

Algunas de estas sustancias químicas también están vinculadas a cánceres, asma, obesidad, autismo y un menor coeficiente intelectual en humanos.

Cada año, 4.500 millones de colillas acaban en el medioambiente. Los fragmentos fibrosos, que pueden tardar 14 años en desintegrarse, se convirtieron en “el objeto personal más común encontrado en las playas”, según un estudio de 2019 llevado a cabo por científicos brasileños. Envenenan de manera lenta a tortugas de mar, pájaros, peces, caracoles y otras criaturas por toda la costa.

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