Apple acordó pagar u$s500 millones para terminar con una demanda colectiva en EEUU donde era la acusada de enlentecer los iPhone viejos al anunciar nuevos modelos, una manera de inducir a los clientes a comprarlos o bien reemplazar las baterías.

La polémica nació a fines de 2017, cuando la empresa fue acusada de reducir la performance de los iPhone con las actualizaciones de iOS, una vez que la batería había comenzado a deteriorarse, para evitar que se apaguen ante una demanda de energía que la pila no podía hacer frente.

Luego de reconocer que lo hacía a propósito, Apple presentó un programa de reemplazo de baterías a un costo inferior al de mercado: la presencia del componente nuevo hacía recuperar el poder a los equipos afectados, iPhone 6, iPhone 6 Plus, iPhone 6s, iPhone 6s Plus, iPhone 7, iPhone 7 Plus y iPhone SE.

La medida se conoció en medio de las intenciones de Europa por hacer que las baterías sean más sencillas de reemplazar, una medida que impactará en todos los fabricantes, pero sobre todo en Apple, reconocida por la poca autonomía de los iPhone.

Demandas

El caso despertó diversas demandas en todo el mundo, con casos en Francia (una multa de 25 millones de euros) o Italia, donde además de un pago tuvieron que advertir sobre el rendimiento en caída.

Hasta ahora, la multa más importante es la de EEUU, donde los u$s500 millones se traducen en unos u$s25 por usuario.

En la actualidad, los iPhone ofrecen la opción de limitar su rendimiento. La función se activa por defecto, pero advierte al usuario de que puede seguir usando su equipo con la máxima potencia bajo el riesgo de que se apague en caso de que la batería no pueda hacer frente a un pico de rendimiento.

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