Desde hoy, el uso de teléfonos móviles en Europa dejará de tener cargos por roaming, de manera que los ciudadanos y viajeros podrán hablar en la mayor parte de ese continente a precios locales.

El adiós a las tarifas de roaming en Europa llega tras una dura batalla entre las operadoras y los gobiernos de los diversos países, poco conformes con ceder el uso de sus espacios radioeléctricos sin llevarse nada a cambio. De hecho, existen rumores sobre posibles aumentos de tarifas, sobre todo en verano, momento en donde los turistas del norte invaden las costas del Mediterráneo.

Más allá de esa disputa, el fin de los costos por roaming en Europa implica, por ejemplo, que un ciudadano de España pueda usar su celular en Holanda sin pagar extras, tanto en llamadas y mensajes como en datos para navegar por internet. Es decir, a pesar de estar en el extranjero, el usuario consume los abonos de su plan local.

El convenio se aplica en los 28 países miembro y algunos asociados: Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Chipre, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia (incluido las Islas Aland, Martinica, Guadalupe, San Martín, Guyana francesa, Reunión y Mayotte), Grecia, Holanda, Hungría, Irlanda, Islandia, Italia, Letonia, Liechtenstein, Lituania, Luxemburgo, Malta, Mónaco, Noruega, Polonia, Portugal, República Checa, Reino Unido (incluido Gibraltar), Rumania, San Marino y Suecia.

A pesar de ello, los operadores podrán exigir el pago por el uso de servicios en el extranjero, sobre todo en el caso de los planes más económicos o con tarifas de uso ilimitado. El acuerdo establece que el cobro no podrá ser superior a los €7,70 por GB, algo así como 6,5 veces menos de lo que se abona en la actualidad. El plan es que ese valor llegue a un máximo de €2,50 en 2022.

Quejas e incertidumbre

El beneficio para los consumidores es claro, pero encierra mayores costos para las operadoras debido a las tarifas mayoristas que deben abonar para conectar a sus clientes en redes extranjeras.

Hasta que no haya un acuerdo más claro entre ellas, crecen las dudas sobre qué pasará con los precios de los abonos.

En los países del norte de Europa, exportadores de turistas, existe la preocupación de que las altas tarifas mayoristas que se pagan a los destinos de vacaciones del sur, combinadas con la pérdida de los ingresos por itinerancia, podrían obligar a que las empresas dejen de permitir a los clientes que usen sus teléfonos en el extranjero.

Al mismo tiempo, las empresas del norte podrían elevar las tarifas domésticas para compensar las pérdidas, obligando así a los más pobres a quedarse en casa para financiar a los viajeros.

En el sur, un imán para los turistas, los gobiernos argumentaron que las tarifas mayoristas bajas harían daño a operadoras locales que reciben a los visitantes, y les obligarían también a subir las tarifas para los clientes nacionales.

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