Por Gilberto Gonzaga, Ingeniero de Ventas de Corning para la región CALA y Brasil

La demanda de mejoras en la infraestructura de data centers creció exponencialmente en los últimos años. Esto se debe, principalmente, al aumento en el tráfico de datos y la adopción de la arquitectura de la nube (cloud).

El informe revelado en septiembre de 2016 por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) detalló que la Argentina es el país más conectado de América Latina, con el 69,4% de la población con acceso directo a internet. Este número implica que hay un fuerte crecimiento de la demanda de cloud computing.

De acuerdo con los informes de la Cámara de la Industria Argentina del Software (CESSI), en el año 2016, la Argentina registró un crecimiento de este sector del 8,9% en la creación de nuevos empleos y del 36,2% en su facturación.

Estas cifras son muy significativas y resaltan un elemento fundamental de este proceso: todos los datos producidos y analizados deben pasar por el proceso de enrutamiento, cambiarse y almacenarse en un data center, una estructura que es la base de la nube.

En esta realidad, en la cual cada vez más equipos se conectan a la red, se requieren procesamientos de datos. El mercado trabaja para desarrollar nuevas tecnologías y satisfacer estas nuevas demandas. Sin embargo, para eso necesitamos retroceder unos pasos.

A medida que aumenta la demanda de consumo de datos por parte de los usuarios finales, es necesario transmitir la voz, las imágenes y los datos de alta velocidad, mientras que se requerirá constantemente más conmutación y almacenamiento. El incremento en el tráfico necesitará un sistema de conmutación de mayor capacidad y una infraestructura de cableado capaz de soportar esa demanda.

En la actualidad, los cables de cobre son ineficientes ante las necesidades de alta velocidad por varias razones. Algunos ejemplos son las limitaciones de distancia para protocolos de banda ancha, que hacen de la fibra óptica el medio de transmisión preferido. También, la interferencia causada por el aumento de la frecuencia de transmisión eléctrica y la creación de embotellamientos pueden causar el apagado total del sistema debido a la sobrecarga.

Debido a estas limitaciones, los operadores reemplazan el cableado de cobre por fibra óptica para proporcionar grandes transmisiones de datos de banda ancha a larga distancia. En esta línea, el informe de la Comisión de Banda Ancha de la ONU, “El estado de la banda ancha 2017”, señaló que la Argentina registró un crecimiento del acceso a la banda ancha móvil de un 30% entre 2015 y 2017. De esta forma, la cantidad de información que pasa a través de la red es una función de los puertos del conmutador.

Innovaciones como la infraestructura Base-8 permiten la administración de aplicaciones dentro de un data center, que soporta las necesidades actuales con adaptación a una migración fácil para manejar las demandas de datos en el futuro. Los cables de fibra óptica también aseguran la calidad de la transmisión de datos, incrementan la velocidad y eficiencia, y reducen el peso total del sistema de cableado en un data center. La mayor demanda de datos, impulsada por innovaciones tales como Internet de las cosas, Big Data e Internet 5G, requiere una actualización de esta infraestructura de data center, pero esta necesidad presenta importantes desafíos comerciales.

En un caso ideal, ocurrirá el cambio del conmutador, los servidores, y el cableado de cobre por componentes de mayor capacidad, como son las fibras ópticas. Sin embargo, estos costos son altos y toman mayores proporciones cuando se hacen por las empresas que no tienen este servicio como fin, como son oficinas privadas u hospitales, por ejemplo. Esta es una de las razones por la cual las compañías especializadas quieren estructurar y almacenar los datos de sus clientes.

Para tener una idea, construir un data center implica implementar medidas de seguridad para evitar el robo de datos, la redundancia de energía para garantizar que el sistema funcione incluso con una caída repentina de la primera o incluso la segunda fuente de energía, y ventiladores para evitar el sobrecalentamiento de la máquina. Estas consideraciones son lo que llamamos “caparazón”, es decir, sólo la estructura sin la instalación del equipo.

Estos edificios están construidos para albergar grandes data centers con capacidad masiva y almacenamiento escalable, que las empresas utilizan para almacenar mucha cantidad de información, para apoyar actividades como el e-commerce, los servicios financieros, las redes sociales o el streaming. La construcción de esta estructura requiere una inversión de casi 11.000.000.000 de pesos argentinos. Para que este gasto valga la pena para ambas partes, los contratos generalmente son de más de 20 años de duración. Los factores de planificación a largo plazo en el uso estimado del espacio del data center fueron ideados para evitar picos sorpresivos en el tráfico que puedan hacer caer el sistema.

El desarrollo de nuevas tecnologías ocurre exponencialmente con la demanda del mercado. Esta necesidad se ve reflejada en el número presentado por la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE) que señaló que el e-commerce en la Argentina recaudó más de 102.700 millones de pesos en 2016, lo que representa un aumento del 51% en el año pasado.

Según la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas, el servicio de streaming por suscripción representa el 90% del mercado digital.

A medida que más productos y servicios migren al universo digital, va a crecer la necesidad de las empresas de buscar soluciones que garanticen agilidad, estabilidad y seguridad para sus negocios. Sin embargo, cada compañía debe seguir una estrategia particular adecuada a su estructura y flujos de datos: algunas empresas a menudo pueden satisfacer sus demandas con el servicio de la nube, mientras que otras podrán necesitar servicios de colocación y alojamiento desde un data center a gran escala. De todos modos, independientemente del camino que tomará cada compañía, el desafío es el mismo: mejorar toda la infraestructura de almacenamiento, desde el cableado, que debe ser capaz de soportar la creciente cantidad de información, hasta el equipo a cargo del procesamiento.