Aunque todavía no sabe qué ocurrió con los Galaxy Note 7, Samsung finalmente puso precio a la decisión de retirar del mercado el dispositivo: u$s3.100 millones en los próximos seis meses.

Samsung estimó que el costo será de u$s2.200 millones en el actual trimestre y de u$s880 millones hasta el que finaliza en marzo de 2017.

Los números se conocen apenas después de que Samsung anunciara que su división de móviles verá una baja de 33,3% en los beneficios, que quedarán en u$s4.585 millones, indicó la agencia de noticias EFE.

Samsung no entrará en una crisis financiera ni mucho menos: cuenta con abundante liquidez, un negocio diversificado y buen rendimiento en todas las áreas donde participa.

Sin embargo, sí será necesario que Samsung trate de revertir lo antes posible el impacto negativo que genera en la mente de los consumidores un teléfono incendiándose.

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No será para nada sencillo hasta que se conozcan las verdaderas causas de por qué los Galaxy Note 7 eran inseguros: Samsung acusó a las baterías, pero los teléfonos que dieron de recambio tenían el mismo inconveniente.

En esa situación, ¿será posible confiar en el reporte que ofrezca Samsung sobre las causas de los Galaxy Note 7 que se incendiaban? Una pregunta difícil de responder, sobre todo cuando competidores como Apple y Huawei acechan a la surcoreana en el podio de los principales fabricantes de celulares.