La sonda Osiris-Rex fue lanzada con éxito por la NASA, que por primera vez intentará hacer aterrizar una nave de ese tipo en un asteroide.

El viaje de Osiris-Rex hacia el asteroide Bennu demorará dos años, por lo que la llegada prevista es en agosto de 2018. A través de cinco herramientas, mapeará la superficie, identificará minerales y químicos, seleccionará un lugar donde aterrizar y finalmente tomará muestras. El regreso de Osiris-Rex a la Tierra está previsto recién para 2023.

El lanzamiento de la sonda dese Cabo Cañaveral, Florida, ocurrió ayer y buscará imitar la proeza de Japón, que en 2005 logró que la sonda Hayabusa trajera muestras del asteroide Itokawa, también después de dos años de viaje.

Bennu se mueve a más de 100.000 kilómetros por hora y debido a su órbita, cada seis años se acerca a la Tierra; en 2135 se espera que pase a 299.338 kilómetros del planeta, una distancia menor de la que nos separa de la Luna (alrededor de 384.000 kilómetros).

Esta cercanía fue uno de los motivos por los que se eligió viajar a este asteroide, ya que se lo puede alcanzar en poco tiempo. Pero también se eligió por su tamaño.

«Es importante que estos NEO -como se denomina a los objetos cercanos a la Tierra- no sean tan chicos así las sondas los pueden orbitar, ya que los más pequeños sufren tironeos por parte de otros cuerpos y sus órbitas no son tan predecibles«, detalló explicó a la agencia de noticias Télam el astrónomo César Bertucci, quien trabaja con la NASA en el proyecto Cassini-Huygens, que también destacó que este asteroide «rota lentamente, lo que le permite a la sonda darle una velocidad angular más adecuada para tocar sobre el objeto».

La misión de Osiris-Rex

La sonda deberá orbitar el asteroide, que con a sus 492 metros de diámetro, entra dentro de la categoría de los NEO y que amenaza con pasar demasiado cerca del planeta en el siglo XXII.

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Como se considera que Bennu «es bastante antiguo y que pudo haber estado ahí en los comienzos del sistema solar, y que tiene gran cantidad de carbono, se piensa que pueden tener materiales prebióticos asociados a los comienzos de la vida», dijo Bertucci.

En julio de 2020 comenzará una de las etapas más difíciles de la misión, que es tocar la superficie del asteroide para recolectar muestras a través de un brazo retráctil y guardarlas en una cápsula.

Por un lado, «es muy difícil el tema de acercarse hasta posarse sin saber cómo es el tipo de suelo. Uno no sabe a priori cuál es la consistencia de la superficie. Por eso puede ser que la nave rebote, por ejemplo«, sostuvo el también investigador del Conicet y del Instituto de Astronomía y Física del Espacio.

En marzo de 2021 comenzará el retorno a la Tierra, donde se espera que la nave se acerque en septiembre de 2023. Una vez que Osiris-Rex alcance la distancia indicada, la cápsula con las muestras será eyectada de la nave y aterrizará con la ayuda de un paracaídas al sur de Salt Lake City, en el estado de Utah.

Osiris Rex es la tercera misión del programa New Frontiers de la NASA, de la que forman parte Juno -la sonda de exploración de Júpiter- y New Horizons, lanzada para explorar Plutón y el cinturón de Kuiper.

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