Oculus, la compañía de Facebook que con HTC Vive muestra lo más avanzado en realidad virtual, presentó Oculus Go, la respuesta a los productos de Sony y Samsung, compañías que venden más equipos pero ofrecen alternativas más limitadas.

Oculus Go se diferencia del clásico Oculus Rift al no requerir una computadora que procese la información que alimenta los anteojos. Y se parece al Gear VR de Samsung, y a otros desarrollos en los que avanza Microsoft con Windows 10: toda el hardware para crear ese mundo virtual frente a los ojos del usuario está en los anteojos.

La ventaja es que no hay cables con lo que enredarse, y la inversión es menor: en este caso, 200 dólares para el Oculus Go (la mitad que el Oculus Rift).

Usan una pantalla LCD de 2560 x 1440 pixeles, y cuenta con auriculares integrados. Y es compatible con el software que ya corre en los Gear VR de Samsung (que es compatible con la plataforma Oculus y requiere un smartphone de la firma surcoreana para funcionar).

Cuenta, además, con un sensor que le da seis grados de libertad, es decir, detecta el movimiento de la cabeza del usuario y de su cuerpo dentro de una habitación.

El dispositivo viene con un control remoto para la mano, similar al que vende Samsung con la Gear VR. El equipo estará disponible en forma comercial el año próximo.